TERAPIAS ENERGETICAS
   
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  La historia
 

La Historia del Arcangel Rafael

Tobit era hijo de Tobiel, de la tribu de Neftalí. Vivió en la época en que el rey Jeroboam había hecho erigir un cordero de oro para que el pueblo no fuese a Jerusalén.

 Tobit, igualmente subía a Jerusalén para ofrecer sacrificios y llevar las noticias a los descendientes legítimos de Aarón. Entregaba el diezmo del trigo, del ganado, de los higos, etc. Era un solicito ayudante de las viudas y los huérfanos, pues recordaba que el también había sido huérfano desde muy pequeño. Asimismo brindaba ayuda a los extranjeros que llegaban y se asentaban en la ciudad. Se caso con Ana y tuvieron un hijo al que llamo igualmente Tobías. Estuvo prisionero en Nínive pero siempre observo las reglas y tránsito por los caminos del Señor. Siempre se mantuvo fiel a las prescripciones rituales.

En una ocasión, en Rages, le dejo a Gabelo diez talentos de plata en depósito. Mientras estuvo en el exilio ayudaba a sus compatriotas, dando de comer a los desvalidos, auxiliando a los enfermos, vestía a los desnudos, sepultaba a los muertos que quedaban a orillas del muro de Nínive.

El rey enterado de su proceder envió por él para matarlo, pues no convenía a los planes del mismo. Entonces Tobit escapo junto con su esposa y su hijo. Cuando el rey Senaquerib fue asesinado, entonces, pudo volver a Nínive para continuar con sus obras de misericordia. Tobit era un hombre de bien.

Una noche cuando estaba muy cansado por el día que había tenido, se acostó a dormir al lado de una pared con el rostro descubierto, pues hacía mucho calor. Entonces algo que cayó de un nido de golondrinas le entro en los ojos y fue así que no pudo volver a ver la luz del cielo. Ya no sirvieron para nada las medicinas y los médicos que lo atendieron.

Si bien Tobit era ciego, tenía buena memoria y recordaba los diez talentos de plata que le había entregado a Gabelo en depósito y se lo comunicaba a su hijo Tobías.

"Cuando yo muera, trata de darme una digna sepultura. Mientras tanto honra a tu madre y nunca le causes aflicción alguna. Cuando ella muera, ponla en mi misma tumba. Hijo mío, acuérdate siempre de los Diez Mandamientos y cada día haz obras buenas. No apartes nunca la mirada del pobre y ayúdalo según tus posibilidades: si tienes mucho, da mucho. Que tu ojo no sea envidioso de la generosidad con que das; si tienes poco, sin temor, da de lo poco que tienes. La limosna libera de la muerte e impide caer en la oscuridad."

"Oye esto, además, elige una mujer de la tribu de tu padre, somos hijos de los profetas. (Tobit hacía referencia sin nombrarla a Sara, hija de Ragüel de Ecbatana, en Media. Sara ya había tenido siete maridos, muertos por el demonio Asmodeo -el devastador- en momentos de odio.)

"Y puesto que nos hemos quedado pobres en medio de la confiscación de bienes sabrás que le entregue a Gabelo de Rages, diez talentos de plata y sería conveniente recuperarlos."

 

 

 


Hare lo que ordenas dijo Tobías, pero no conozco a Gabelo, y tampoco sé como podría él reconocerme, además ignoro el camino.

Entonces el padre le dijo:

El contrato, fue firmado hace veinte años, Gabelo y yo lo hemos hecho. De la parte que me corresponde te daré la mitad. En cuanto al camino, búscate un amigo que te lo enseñe.

Una vez que salió al camino se encontró con un joven. Tobías no lo conocía y tampoco sabía que este muchacho era un enviado de Dios. No se imaginaba que era un ángel.

Tobías le pregunto si conocía el camino que conducía a Media, a lo que el joven le respondió conocer muy bien los caminos y montes, fue entonces que Tobías se entusiasmo y quiso ir a despedirse de su padre y presentarle al guía que había encontrado.

El padre, quiso saber quién era ese muchacho, y este le respondió que se llamaba Azarías, hijo de Ananías, israelita.

Sus modales se ajustaban perfectamente a los de un israelita. Después de otorgarle su bendición Tobías quedo muy satisfecho con aquel guía y pidió a Dios que los acompañara en el viaje. Luego se dirigió a su hijo y le dijo: "Que tu Ángel te acompañe". Caminaron durante todo el día solos y con la compañía de un perro...

Al llegar la noche, se detuvieron a orillas del rio Tigris, para lavarse los pies, cuando vio que se acercaba un gran pez. Entonces el ángel le dijo:

"Tómalo y quítale el corazón, el hígado y la hiel, pues son una gran medicina."

Tobías hizo lo que el joven le sugirió y luego sacándole la piel, lo asaron y lo comieron. Más tarde se pusieron nuevamente en camino y Tobías le pregunto:

"Hermano Azarías, qué medicina contienen el corazón, el hígado y la hiel de ese pez?"

Y el ángel le respondió:

"Con el corazón y el hígado se hacen sahumerios para liberar a la mujer atormentada por el maligno, la hiel es un buen ungüento para curar la ceguera."

Estando cerca de Ecbatana, el ángel le dijo:

"Hermano Tobías, esta noche será necesario pernoctar en casa de Ragüel, tu pariente. Sé que él tiene una hija de nombre Sara, única heredera de sus riquezas. Tú eres el pariente más cercano y el único que tiene derecho a heredar los bienes de su padre. Sara es bella y muy agraciada, y su padre es un buen hombre. Le hablare para que te la de como esposa y una vez que hayas cobrado la deuda, la llevaremos a la casa de tu padre."

Tobías le respondió:

"Hermano Azarías, me han dicho que ella ha tenido ya siete maridos, los que sucesivamente han ido muriendo por el poder de un malvado demonio en cuanto entraban al lecho nupcial."

Entonces el ángel agregó:

"No te preocupes por eso, Sara desde esta noche será tu esposa. Apenas entres a la cámara nupcial, echa sobre el brasero perfume, el corazón y el hígado de aquel pez. El olor se difundirá y el demonio huirá para siempre."

Cuando oyó estas palabras, Tobías se entusiasmó y sintió deseos de conocer a Sara. Fue así que se encaminaron directamente a la casa de Ragüel. Cuando llegaron, fueron recibidos muy cordialmente por Ragüel quien dirigiéndose a Edna, su esposa dijo:

-"¡Como se parece este joven a mi hermano Tobit! ¿De dónde sois?
-"Somos hijos de Neftalí, deportados a Nínive..."
-"Conocéis a mi hermano Tobit?"
-"Es mi padre, -dijo el joven-

Entonces se abrazaron y lloraron de emoción y alegría. Fueron brindados con ropas limpias y aseo, luego se preparan para la cena. Tobías, dirigiéndose a su acompañante le dijo:

Azarías, dile a Ragüel que me dé a Sara por esposa. Ragüel lo oyó y dijo:

"Come y bebe en paz, Tobías, que a nadie más corresponde el derecho de casarse con mi hija. Pero... debo decirte la verdad...." Entonces, le contó lo de los siete maridos y de sus preocupaciones por el malvado demonio de nombre Asmodeo. Después le pidió a su mujer que le trajese lo necesario para escribir el contrato de cohabitación, según lo prescribía la ley de Moisés.

 

Edna preparo la habitación y luego se alejo dando ánimos a su hija dejándola sola.

Cuando entro Tobías a la habitación se acordó lo que su amigo le había dicho y enseguida tomando el corazón y el hígado del pez lo echó sobre el brasero. El humo se esparció por toda la habitación obligando al demonio Asmodeo a huir hasta Egipto en donde el ángel lo apresó y encadenó.

Cuando la pareja vio que el demonio no estaba, junto a los padres de Sara oraron y dieron gracias al Señor. Tobías se quedó con ellos durante catorce días.

Tobit dirigiéndose a su amigo le pidió que tomara cuatro siervos y dos camellos y que se dirigiera a Rages, a casa de Gabelo para cobrar el crédito e invitarlo a la boda.

Azarías, el ángel, partió y una vez en presencia de Gabelo le presentó el documento firmado por Tobit y lo puso al tanto de la próxima boda de su hijo. Gabelo se cercioró de la autenticidad del documento y viendo que estaba intacto, partió junto al emisario rumbo a la casa de Ragüel.

Gabelo saludo al hijo de Tobías con efusivas palabras bendiciéndole a él y a su esposa, a la vez que recordaba a su gran amigo Tobit. Pasados los catorce días partieron Tobías, Sara y el acompañante. Ragüel había entregado a Tobías una dote generosa de bienes, siervos, bueyes, ovejas, asnos y preciosos vestidos.

Antes de llegar a Nínive, Azarías le dijo a Tobías que se adelantaran al cortejo de su esposa y llegaran antes para ir a la casa de su padre con la medicina del pez. Ana, madre de Tobías, los vio regresar y los recibió emocionada y feliz. El ángel cuando llego a Tobit le dijo:

"Frótate los ojos con esto y curarás."

Tobit hizo lo que le dijo y frotándose los ojos al cabo de unos instantes, gritó asombrado

"Ahora te veo, luz de mis ojos"

Bendijo al Señor y a aquel joven que le había traído la cura para su ceguera. Luego saliendo al encuentro de su nuera la recibió con lágrimas de alegría.

Ese fue un verdadero día de fiesta en Nínive. Cuando terminaron los festejos de la boda de su hijo con Sara, le dijo a este:

"Ahora debemos dar una recompensa a este hombre que te ha acompañado en el viaje y con su presencia ha traído la alegría nuevamente a nosotros."

Lo llamaron para darle la mitad de los bienes que Tobit había traído. Fue entonces que el hombre se dio a conocer:

 

"Yo soy Rafael, uno de los siete Ángeles que están en la Gloria de Dios y que van y vienen ante El. Haced conocer a todos cuan grandes y magnificas son las Obras de Dios. Cuando tú, Tobit, orabas con tu mujer o interrumpías tu comida para ir a sepultar a los muertos, yo presentaba tus obras y oraciones al Señor"

Ambos tuvieron miedo al oír lo que el joven decía, pero éste les dijo:

 "¡No temáis! y que la paz sea con vosotros." Entonces se marchó. Fue ascendiendo por los aires y poco a poco... desapareció.

 
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